Cueva de Sopeña
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Entre 30.000 y 10.000 años antes del presente, grupos de cazadores recolectores frecuentaron la cuenca alta del río Miera. Habitualmente durante el verano, los habitantes paleolíticos de Cantabria ascendían hasta los escarpados macizos de Miera para cazar cabras montesas. El río Miera y sus afluentes ofrecían salmones y truchas en abundancia. Fruto de estas visitas son los importantes vestigios documentados en las grutas de El Rascaño, El Puyo y, muy especialmente El Salitre. Ésta última, además de servir de refugio, fue empleada como santuario rupestre durante el Solutrense (unos 18.000 años) y el Magdaleniense (unos 15.000 años de antigüedad).